Chile cuenta con un ecosistema único a la hora de hablar de biodiversidad marina.
Si tomamos en cuenta que el país cuenta con 4.300 km de costa lineal y 83.000 km de costa efectiva, con un área extensa de diversas especies marinas, especialmente en la zona sur; tenemos que desde las regiones de Araucanía a Magallanes se conforma el escenario y condiciones privilegiadas para la salmonicultura, las que son resaltadas a nivel global.
De lo anterior tenemos que Chile hoy es el segundo productor de salmónidos en el mundo después de Noruega, concentrando el 28% de la producción mundial.
En la misma línea vemos que el éxito internacional se ve reflejado en sus importantes cifras. Durante 2021, y producto de la pandemia del COVID-19, las exportaciones de salmónidos se recuperaron de la caída de la pandemia del COVID-19, volviendo a superar los 5.100 millones de dólares. de acuerdo a cifras del Banco Central de Chile. La misma entidad también certifica que dichas exportaciones han crecido a un mayor ritmo que el resto de las exportaciones del país. Por ejemplo, en 2010 las exportaciones de salmones representaban un 2,9% del total de exportaciones de bienes y en 2021 representaron un 5,5% de ellas, además en 2021 representaron un 12,5% del total de las exportaciones de bienes distintos del cobre.
Dicho éxito productivo no hubiera sido posible, sino se contara con una adecuada infraestructura y procesos de alta tecnología en sus diferentes plantas de procesos.
Mejores procesos productivos igual a mejor calidad de los productos
No es novedad que ante el éxito de una industria no sólo rostros felices aparecen, sino también más desafíos y nuevas “amenazas”.
Una de las principales metas a superar es quizás el poder mantener una productividad con la misma calidad y aumentado su línea de producción sin perder las características que han dado al producto su reconocimiento y aceptación dentro del mercado.
Así lo confirma Waldo Fishwick, Sub Gerente de Alaya, “en las líneas de producción de las plantas de procesamiento de alimentos marinos, especialmente de salmones, hoy existe una situación de alta variabilidad en la productividad”. Fishwick comenta que dicha inestabilidad productiva se da por un conjunto de factores, como por ejemplo el conocimiento y destinación oportuna de la materia prima, recuperación, disponibilidad y calidad de insumos, eficiencia y organización de personal, problemas en la continuidad operacional, data no integrada, entre otros.
En la misma línea, Luis Sepúlveda, CEO de Alaya, comenta que frente a esos nuevos desafíos se presenta “una oportunidad para un control mejorable de operaciones, que le permita a la industria mantener rendimientos “en o cerca” de máximos observados, con pérdidas de valor minimizables”, concluye.
Desde Alaya Digital Solutions, se ha desarrollado una optimización de la productividad de líneas de proceso que van en el camino de dar una solución a estos nuevos retos.
Dicha solución combina dos poderosas herramientas en su aplicación como lo son la analítica avanzada y que en conjunto con la inteligencia artificial dan forma a un sistema de recomendaciones en línea que optimiza el rendimiento; es decir, esto se traduce en reducción de la variabilidad en productividad manteniéndola cerca del óptimo de la planta, con sistemas en línea que introducen correcciones oportunas en el proceso seleccionado.
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