¿Puede la IA contribuir al bien social en América Latina? Esa es la pregunta que Constanza Gómez, Claudia Del Pozo, Cristina Martínez y Ana Victoria Martín, líderes de la agencia de innovación C Minds, decidieron responder en una investigación junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su premisa: que América Latina y el Caribe necesitan soluciones innovadoras para mejorar la calidad de sus servicios y que en ello, la tecnología puede contribuir de forma decisiva, haciéndolos “más eficientes y sostenibles”.
“Las personas pueden ser mucho más productivas cuando cuentan con el apoyo de la tecnología. Y este es uno de los principios básicos para la implementación de la inteligencia artificial en nuestra región: debe ser diseñada para complementar a los humanos y para mejorar sus capacidades, pero nunca para sustituirlos por completo”, dice el reporte.
El potencial de la inteligencia artificial
“En su doble papel de tecnología de propósito general y herramienta para la innovación, la IA ha logrado protagonismo en los debates en múltiples esferas bajo la promesa de cambiar la forma en que vivimos y nuestra percepción del mundo”, dice el reporte.
En América Latina, su desarrollo puede ayudar a mejorar la eficiencia en la prestación de los servicios sociales, a tener mayor transparencia en la toma de decisiones públicas e incentivar la economía mediante aumentos de la productividad.
Este último tema ha sido señalado en reiteradas oportunidades en Chile, como un asunto crítico para su economía, dado su bajo desempeño en comparación con otros países de la OCDE, apenas en el penúltimo lugar. El tema cobra mayor relevancia en medio del debate sobre reducción la jornada de trabajo. La ministra del Trabajo, Jeannette Jara, ha dicho que el desempleo, la productividad y la competitividad no dependen exclusivamente de la extensión de la jornada de trabajo, sino de otros factores como las tecnologías.
En ese contexto, tecnologías como la inteligencia artificial tienen el potencial de apoyar exponencialmente a la economía. El estudio del BID consigna que la IA podría aportar hasta un 14% de riqueza a las economías emergentes de América Latina, lo que es una gran oportunidad si se considera que la región aún está en una etapa temprana de adopción.
“En América Latina y el Caribe, materializar la promesa de la IA como herramienta para impulsar un desarrollo económico y social más inclusivo y justo no es un lujo, sino una necesidad latente”, dice Constanza Gómez, fundadora y directora de C Minds.
IA para el bien social
El concepto particular de IA para el bien social ha sido acuñado para referirse al empoderamiento de las personas, a través de las tecnologías. “Se emplea para abordar los retos más importantes de nuestro tiempo, aquellos que impactan directamente a los humanos y al medio ambiente en los más diversos campos (…) Bajo el concepto de IA para el bien social tienen cabida distintos actores, incluyendo todas aquellas organizaciones o iniciativas que atiendan a dichos retos apoyándose en esta tecnología”.
Por ese motivo, el reporte realiza una evaluación del estado de avance de la región en diversos ámbitos: público, académico, social y empresarial. Uno de los hallazgos interesantes es que la mayoría de los países que conforman este estudio –denominado ALC12– han establecido cimientos sólidos desde una perspectiva de gobierno. Esto significa que están desarrollando sus sistemas de IA alineados con esfuerzos estatales dirigidos al incremento de la conectividad, desarrollo de infraestructura, estrategias nacionales de digitalización, datos abiertos y agendas nacionales de IA.
Chile también ha avanzado en esta materia, con una Política Nacional de Inteligencia Artificial, lanzada a fines de octubre del 2021, con 70 acciones prioritarias.
En cuanto al nivel de cobertura de este tipo de competencias en las universidades, el estudio dice que “más del 96% de las principales universidades de ALC12 ofrecen carreras relacionadas con la IA y el 50% cuenta con un laboratorio o centro especializado”. A su juicio, “estas son cifras prometedoras en lo referente al desarrollo de talento local, uno de los principales retos para los emprendimientos de IA en la región”.
Uno de los aspectos con mayores brechas es el desarrollo de patentes, donde América Latina se encuentra en los niveles más bajos en comparación con otras regiones, con menos del 1% de ellas. Otros factores como la pobreza y la desigualdad también impactan en estos bajos resultados, por ello la IA tiene el potencial de apoyar significativamente en la resolución de estos desafíos, dice el BID: “Los 12 países de la muestra se enfrentan a retos sistémicos como son las brechas de desigualdad. En ellos, el coeficiente de GINI promedio es de 46%, posicionando a la región como una de las más desiguales del mundo, junto con África subsahariana. Esto abre una oportunidad para explorar la manera en que la IA podría convertirse en una herramienta poderosa para reducir esta brecha”.