La industria del salmón es sin duda la actividad económica más importante para la zona Sur-Austral de Chile. Por ejemplo, y según cifras del Consejo del Salmón, sólo durante el año 2022 se cosecharon 1.065.298 toneladas y los ingresos por exportación fueron del orden de US$ 6.605 millones, cifra que impulsa y consolida a la industria del salmón como la segunda actividad exportadora después del cobre.
Por otro lado, las exportaciones de salmón actualmente llegan a más de 100 países de los cinco continentes y el 99% de la producción está certificada, cumpliendo con los altos estándares exigidos por el mercado internacional.
Lo anterior es clave a la hora de poder garantizar productos con altos niveles de salubridad y seguridad alimentaria para consumidores cada vez más exigentes y atentos a dichas normativas. Entonces, tenemos que frente a un crecimiento de la industria acuícola, en especial lo que se refiere a la producción del salmón el factor de inocuidad alimentaria es elemento vital para su desarrollo.
Más inclusión de tecnología, mejor seguridad alimentaria
La inocuidad alimentaria en la industria acuícola es de suma importancia para garantizar que los productos acuícolas sean seguros y no representen riesgos para la salud de los consumidores; dado que en la acuicultura implica la cría y producción de organismos acuáticos, se deben implementar medidas adecuadas en todas las etapas del proceso para garantizar la inocuidad de los productos.
Por ejemplo, mantener un adecuado control de calidad del agua en las instalaciones de salmonicultura es esencial para mantener la salud y el bienestar de los peces; así como también factores como la prevención de enfermedades en la salmonicultura; es decir, implementar medidas de bioseguridad, como cuarentena, monitoreo de la salud de los peces, vacunación y manejo adecuado de la densidad de población, para prevenir la propagación de enfermedades.
En la misma línea están estándares de cumplimiento relacionados a temas como el uso responsable de medicamentos y productos químicos o las buenas prácticas de manejo y saneamiento en la producción.
Por ello tecnologías como la Inteligencia artificial (IA) pueden colaborar en este proceso de forma muy importante.
Así lo confirma Luis Sepúlveda, CEO de Alaya, al comentar que al aprovechar el poder del aprendizaje automático y el análisis de datos, la IA y la analítica avanzada pueden ayudar a optimizar los procesos y tomar decisiones más informadas para garantizar la seguridad de los productos acuícolas.
Sobre lo anterior, y en una similar opinión Waldo Fishwick, Sub Gerente de Alaya, afirma que la IA puede facilitar el monitoreo continuo de las condiciones ambientales, la calidad del agua y otros factores relevantes para la inocuidad alimentaria en las instalaciones acuícolas; ya que los sistemas de IA pueden alertar en tiempo real sobre posibles desviaciones o situaciones de riesgo, lo que permite tomar medidas correctivas de manera rápida y eficiente.
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